Por Anna Prats Hace cincuenta años, las lesbianas fueron excluidas para hablar en las ponencias del Segundo Congreso para Unir a las Mujeres en Nueva York porque muchas feministas heterosexuales consideraban que las lesbianas eran una amenaza para el movimiento de liberación de las mujeres, como había dicho Betty Friedan apodándolas “Amenaza Lavanda”, una amenaza que sigue aún en el

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