Soy la marea, soy la historia de las mujeres, de tus abuelas y ancestras, soy la voz que grita en la marchas, soy la primer mujer que pudo estudiar, votar y elegir que hacer,

Con el corazón abierto nos encontramos en la mirada de la otra. La confianza que en pocas horas se impregnó en nuestra alma ahora emana un entendimiento mutuo; lazos invisibles e inquebrantables. En el espacio recientemente creado nos sentimos con la libertad de salir de los dogmas, con la libertad de aprender desde nuestras propias experiencias para  transformarlas y entenderlas

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