Volvamos al centro: escritura autobiográfica con Tessa

Por Azucena Rangel

La evidencia tangible de que Virginia Woolf existió es su prolífica escritura. Esta ha permanecido a través del tiempo, entre obra publicada y entre diarios inéditos, creando un trenzado donde una se entiende a partir de la otra, y como Tessa nos dice: “al final, es importante que se publique, porque más que para permanecer en su propia memoria, es la permanencia de ella en la historia de la mujer”.

Ella fue reconocida como antinovelista al no dar a sus novelas el orden y demás características que la época dictaba para la creación de éstas. Pero de ella emergió todo lo que quería expresar, todos los sentires y pensares que la conformaban como mujer.

Por otro lado, también tenemos el referente de Victoria Ocampo, quien fuera una feminista argentina de clase alta que durante su vida desafió al sistema. Ella escribió autobiografía considerando temas que la nombraban o que la tocaban y a la vez, causando revuelo por ser una mujer que hablaba de sí misma en un libro, rompiendo con el silencio obligado sobre lo que una nosotras vivimos. Fue una figura contestataria en cuanto a política, por ser antiperonista. Fundo la Unión Argentina de Mujeres  en 1936, y fue parte de movimientos feministas, intelectuales y antifascistas

Ella se configuró a través del yo, agotándolo, a partir de todas las realidades que la tocaban y la nombraban. Puede decirse que ella conquistó su propio nombre.

 “Debemos dejar de mirarnos detrás de lo masculino, dejar de mirar este estilo de hombre y la lógica que a veces adoptamos y determina toda nuestra existencia. (… ) dejemos de lado la mirada masculina que se nos ha impuesto, así como los roles y los sentires que se nos han impuesto para empezar a ser como queremos, para empezar a ser  mujeres”.

Tessa Galeana

La diferencia

Al desentrañar cómo debería orientarse la escritura autobiográfica de las mujeres, se planteó que tenemos que escribir no sobre nosotras mismas, no autobiografías como las que crea el patriarcado, aportando elementos motivacionales y mercadológicos, sino trabajando por encontrar la existencia de las mujeres a través de lo que nosotras vivimos, pensamos y decimos. Ahí es donde también podemos configurar nuestra escritura fuera de ese estándar, para escribir como nosotras podemos y como nos identificamos.

 “El patriarcado nos encarna tanto que parece (físicamente) que somos mujeres, pero articuladas (mentalmente) como hombres”.

Tessa G.

Gracias a este módulo, las alumnas pudimos atestiguar que hay mujeres que escriben pero muchas de ellas lo hacen desde lo que los hombres nos han enseñado. Hay una diferencia marcada desde la escritura femenina y la escritura feminista, por lo que comprender y visualizar cuáles son los patrones, cual es nuestro punto de partida y la estructura que nos diferencia, como a Virginia, es clave y nos enfrenta a nuevos retos, así como a nuevas dimensiones abiertas en el camino de la creación, sea literaria o de alguna otra índole. Este camino también nos lleva, con certeza, a conocer y desarrollar nuevos horizontes creativos, y a reafirmarnos y hacer lo propio con nuestras capacidades y aspiraciones.

La ruptura: momento de crear

Estamos en un momento de coyuntura histórica, donde tenemos la posibilidad de despatriarcalizar el lenguaje a partir de nuestra escritura: releámonos y descubramos allí el lenguaje feminista, sin armarnos de la vieja espada de romantizaciones, sexualizaciones… El reto hoy radica en que escribamos desde el yo para reivindicarnos no sólo como escritoras – que somos-, sino como mujeres con heridas colectivas. El común en la literatura patriarcal es que se apropien de nuestras cuerpas en un sentido violento: de castigo, sumisión y de opresión. Desde aquí es que se cargan nuestras heridas individuales, las que nos hacen y las que nos implantan mentalmente para autoatormentarnos.

Es desde aquí, desde las violencias donde toca trabajar nuestro dolor personal para sanar en conjunto. Sabemos bien que no vivimos desde la igualdad, y ello hace más importante describir y descubrir nuestro propio dolor, y plasmarlo porque es también una forma de acuerparnos, de hacerlo juntas. Además, somos históricas porque cargamos nuestra genealogía materna, donde todas las heridas vienen internamente acumuladas en nosotras, por lo que es clave entendernos desde ahí y escribir para sanar y restaurar lo colectivo.

“Nosotras podemos cambiar nuestra propia realidad, desahogar nuestras emociones ocultas y descubrir en nosotras a nuestras ancestras y atrevernos a expresarnos, sanando así la cuerpa y mente doliente”

Una importante reflexión que emergió de este módulo fue puesta en la mesa por parte de Andrea y Tessa, es estar conscientes de que no necesariamente va a gustar lo que escribamos, pero esto va de la mano con nuestra propia revolución individual y conjunta: es momento de romper con la ley del agrado tanto con hombres como mujeres; si bien alzaremos nuestra voz y nuestras letras, habrán muchas personas que no se sientan cómodas, para quienes no sea grato leer lo que nos aqueja, pero una frase de Andi es muy poderosa y puntual para aterrizar este tema: “nos van a intentar callar 1000 veces, lo importante siempre va a ser no dejarnos”.

La sanación llegará

…Y lo hará desde nuestra propia mano. A ello tenemos que apelar.

Busquemos agradarnos a nosotras mismas, dejemos de autocensurarnos. Es desde nuestro ser que nos creamos nuestro propio estilo de escritora, reivindicando nuestra existencia y validando así la autenticidad de nuestra voz. Alejémonos de las creencias que nos invalidan y nos hacen pensar que no podemos, que somos arrogantes y vanidosas, pues esa es la lógica que nos ha dejado el patriarcado: crear un molde que nos ata desde lo mental, y trata de imponernos desde allí, ya no sólo desde lo físico. Es el momento de romper las ataduras y de liberarnos.

“Recuperemos nuestras memorias y plasmémolas en una escritura”

Tessa

User registration

No tienes permiso para registrate

Reset Password