
Los Derechos Humanos de mujeres y niñas no son negociables
Por Tessa Galeana
Cuando se habla de Derechos Humanos, el Estado solo enfoca los derechos de los hombres, sin embargo, a las mujeres se les roba ese privilegio, que también deberían tener. Y es que sabemos que el Estado es el patriarca de la sociedad, compuesto por hombres que solo miran los beneficios de sus pares.
El hombre tiene privilegios en las instituciones, en el campo laboral, en la educación, en todos lados, hasta para cometer violaciones y feminicidios. A las mujeres no se les confirió el “lujo” de formar parte de los Derechos Humanos, históricamente, han sido las mujeres quienes han tenido que exigir que se les respete, pues al ser humanas y formar parte de una sociedad, también son personas que merecen tener una paridad de Derechos ante el Estado.
Bien dijo Yolitzin Sillas, Licenciada y Maestra en Derecho Familiar: “Infortunadamente, resulta necesario para nosotras como activistas, como feministas, defender los derechos de las mujeres y de las niñas, es evidente que quien tiene que hacerlo, es el Estado y sus instituciones; no lo está haciendo”. Resulta ridículo que tengamos que ser las mujeres quienes tengamos que exigir algo que nos corresponde por derecho, por el simple hecho de ser personas.
Tantos casos de indefensión, de criminalización, revictimización, feminicidios, las mujeres nos encontramos en total vulnerabilidad, porque no somos vistas como personas, pues el sistema patriarcal se encarga de mantenernos “al margen”, como si se tratase de objetos y meras cifras. A un hombre se le defiende, se le comprende, se le eleva a un estado mental superior, mientras que a las mujeres se les invisibiliza.
Esas diferencias que siempre han marcado la manera de ejercer los Derechos Humanos, porque aunque haya nuevas legislaciones, las mujeres seguimos estando por debajo de los hombres. Y es que cuando se trata de exigir nuestros derechos se nos tacha de locas, desquiciadas, tantos peyorativos hacia nosotras, como si fuera un juego, para nosotras no lo es, pero no pueden notarlo, porque los hombres saben que ellos no necesitan exigir nada, pues el sistema es de ellos y para ellos.
Hay una verdadera venda que prohíbe darse cuenta de que las mujeres no estamos siendo parte de un estado de Derecho adecuado y justo, por lo que resulta imperante para nosotras mantenernos en la constante exigencia. Hacer marchas, informarnos entre nosotras, unirnos, es parte de lo que es necesario hacer, dice Yolitzin Sillas “el derecho vivo se conoce justo cuando la ley se hace tangible, en un caso en concreto, cada caso es único y nos va a dar luces de si en realidad las leyes son funcionales, porque sabemos que no todo lo legal es justo y no todo lo justo es legal, al menos no para nosotras.”
Suena totalmente irracional decir que de nosotras depende recuperar nuestros Derechos Humanos, sin embargo, eso es lo que intentamos, porque las leyes en realidad no nos protegen, pero además, esas leyes parecen hacer intocables a los hombres. El constructo machista ni siquiera permite que los servidores públicos entiendan que las mujeres no estamos negociando nada, sino que es nuestro derecho ser tratadas con dignidad y respeto, que se nos dé el lugar que nos corresponde, porque no es algo que tengamos que ganarnos, somos ciudadanas y como tal se nos tiene que mirar.
Los Derechos Humanos de las mujeres y niñas no son negociables, pues no formamos parte de un grupo social diferente al de los hombres, conformamos la más de la mitad del engranaje que mueve a una sociedad y es lamentable que nuestro panorama sea tan turbio, que desde las sociedad civil tengamos que evidenciar las deficiencias del Estado.
“Por eso es urgente que activemos los mecanismos que sean necesarios, desde las trincheras que estamos ocupando todas para exigirle al Estado que haga su trabajo.” Yolitzin Sillas, Docente en LUNA, Escuela de Pensamiento Feminista.